Diez años después
A 10 años del lanzamiento de la Línea 144 repasamos algunos datos que surgen del registro de las llamadas para contener casos de violencia de género.
Se cumplieron diez años del lanzamiento de la Línea 144, un servicio que brinda asesoramiento, contención y que actúa en casos de violencia de género. En una época en la que empiezan a surgir discursos que cuestionan las políticas de género, veamos algunos datos que se extraen tras una década de llamadas.
Diez años después
Hace algunos días se cumplieron diez años del lanzamiento de la Línea 144, que brinda asesoramiento y contención en casos de violencia de género las 24 horas del día. Fue creada en 2013, bajo la presidencia de Cristina Kirchner y al amparo del entonces Consejo Nacional de las Mujeres (CNM), en cumplimiento con los objetivos establecidos por la Ley 26.485 de Protección Integral de las Mujeres, sancionada en 2009. En 2019, el CNM se transformó en el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, lo que permitió que la Línea 144 se robusteciera.
En estos diez años, el 144 recibió casi un millón de llamados: entre septiembre del 2013 y el primer semestre del 2023 se recibieron 920.050 consultas. Además, los trabajadores de la Línea intervinieron en 319.168 casos de violencia de género. Este servicio es fundamental debido a su ubicuidad: funciona de manera gratuita, las 24 horas del día, durante los 365 días del año y en todo el país. Esto significa, asimismo, la posibilidad de registrar y producir datos para monitorear las violencias a lo largo de todo el país, un primer paso fundamental para poder diseñar políticas públicas. Veamos algunos de ellos:
La línea recibe un promedio de 340 llamados diarios, casi todos por parte de mujeres (concretamente, el 98%). El 62,6% de las personas que llaman tienen entre 15 y 44 años. En más del 81% de las comunicaciones el agresor es un varón del círculo íntimo de la víctima: en el 43% de los casos es su pareja y en el 39% de las consultas, su expareja. Los principales motivos de las consultas son la violencia física y psicológica —95,5% reportaron violencia psicológica, 70,4%, violencia física y 10%, violencia sexual—.
En cuanto a las modalidades de la violencia, el 95% de los casos se trata de violencia doméstica (de nuevo, por parte de un varón del círculo íntimo); el 1,6% reporta violencia institucional, el 1,3%, violencia laboral y el 0,6%, violencias contra la libertad reproductiva, obstétrica, mediática, política y en el espacio público. Sobre este último dato me parece importante destacar que, por un lado, puede ser un indicador de que son formas de violencia que no se ejercen con tanta frecuencia (aunque me permito dudar), pero también puede ocurrir que sea un tipo de violencia que no se reporta, bien porque no se identifica como tal, bien por temor a represalias, entre otros motivos.
En los últimos años, además de la línea telefónica, el servicio incorporó el contacto a través de WhatsApp, por correo electrónico y mediante la app 144. Estas nuevas formas de comunicarse con la Línea, además, permiten mayor intimidad para hacer consultas o recibir asesoramiento (pensemos, por ejemplo, en la pandemia de covid-19, cuando muchas mujeres quedaron encerradas con su agresor). Asimismo, a partir de esta semana la Línea amplió su ámbito de cobertura: incorporó mensajes automáticos de la línea de WhatsApp que pueden traducirse a diez lenguas: quechua, qom, wichi, mapuzungun, guaraní, inglés, francés, ruso, portugués y chino; y también incorporó videollamadas para personas sordas e hipoacúsicas.
Esta ampliación del servicio me parece muy importante, porque en otra oportunidad hablamos del acceso a la Justicia. Y si bien no todas las consultas son judicializables, es fundamental que exista una primera instancia de contacto, asesoramiento y contención para las víctimas, y especialmente, que este programa se conozca.
La importancia de actuar a tiempo
La Línea 144 no es solamente un servicio de escucha, sino que sus trabajadores cuentan con un protocolo para identificar el riesgo. Se trata de una serie de indicadores que permiten identificar el nivel de riesgo en el que se encuentra la persona en situación de violencia de género y establecer el grado de urgencia en la intervención y/o derivación a otras instituciones estatales para evitar una situación de gravedad o violencia extrema. En este sentido, desde 2022 la línea articula directamente con el 911. Hasta entonces, si alguien llamaba con una urgencia, debía cortar la comunicación y volver a llamar al 911, y ahora esa derivación es automática.
La cuestión de identificar una situación de riesgo inminente es central: hace pocas semanas, el Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) presentó un informe sobre el impacto de los homicidios en Argentina en el período 2001-2021. Entre otros datos, llama la atención que en el período 2014-2021 los homicidios fueron disminuyendo, pero los femicidios se mantuvieron casi en las mismas cifras: cada año, entre 250 y 300 mujeres son asesinadas por el solo hecho de ser mujeres.
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El dato del informe de UNTREF sobre femicidios va en sintonía con los números del Observatorio Ahora Que Sí Nos Ven. En junio se cumplieron ocho años de aquella primera movilización de Ni Una Menos hacia el Congreso Nacional y desde aquel 3 de junio de 2015 el Observatorio contabilizó 2257 femicidios, lo que equivale a decir que cada 31 horas una mujer murió asesinada por un varón solo por el hecho de ser mujer. De acuerdo con el Observatorio, esta cifra se mantuvo relativamente estable en estos ocho años.
En consonancia con los datos de la Línea 144, el Observatorio Ahora Que Sí Nos Ven registró que, durante estos ocho años, en el 63% de los casos el femicidio fue perpetrado por la pareja o expareja y, como consecuencia de estos crímenes, al menos 1932 niños y niñas quedaron sin madre.
Luego de la primera marcha de Ni una Menos, el 144 pasó de recibir 1.500 llamados semanales a recibir 13.700. Como dijimos, actualmente la línea atiende un promedio de 340 comunicaciones diarias, es decir, más de 2.300 llamados semanales, más de 10.400 mensuales y unos 125.000 por año. El acceso a este tipo de instancias estatales, el acompañamiento y la detección temprana de una situación de riesgo para las víctimas es apenas el primer paso —aunque uno esencial— para reducir y, eventualmente erradicar, la violencia de género en nuestro país.
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Agus.